Los duelos negros
Hay una de las pinturas negras de Francisco de Goya que refleja perfectamente lo que está pasando en la política española y más concretamente en el partido socialista. Me refiero a Duelo a garrotazos o La riña, esa imagen de dos villanos luchando a bastonazo limpio, en un paraje desolado, y enterrados hasta las rodillas. Puedo imaginarme a los representantes de las dos corrientes socialistas esperándose en el garaje, gritándose engallados, tú aquí no entras, yo entro donde se me pone, a que te corro a hostias, a que no hay huevos, e insultos de esa índole hasta llegar a las manos. También a los diferentes partidos incapaces de llegar a un acuerdo porque sólo vale lo que yo digo, no vaya a ser que nos rebajemos al diálogo. Esto no se soluciona a base de reglas ni con padrinos, ni eligiendo el arma y contando diez pasos. Como en aquella escena de Horizontes de grandeza en la que el personaje de Gregory Peck peleaba por Jean Simmons en un duelo con pistolas contra Chuck Connors. Un solo tiro, una herida superficial y éste último escondiéndose para no ser disparado. Pero buscando rápidamente un revólver de seis tiros para ganar con ventaja.
Nos hemos acostumbrado solucionar las discrepancias a base de sarcasmos, de pullas malintencionadas, de discursos a voz en grito y en última instancia a garrotazos. Goya supo ver en esta pintura nuestro carácter, las peleas fratricidas, las guerras civiles que nos siguen impidiendo llegar a acuerdos, la capacidad de poner siempre por delante nuestro intereses personales. Y mientras, el verdadero enemigo se frota las manos.